jueves, 31 de enero de 2013

Carta dedicada a una madre

La palabra se desliza resbalando por el alma, mientras se albergan amores, que se abrasan y se amparan.
¿Por qué escogiste, madre, para reinar en tu alma?. Soy feliz y afortunada de salir de tus entrañas.
Cuando llegó tu momento y alumbraste un ser al alba, yo me encontré en tu regazo de pan, amor y calma.
Y mi mundo era tu mundo cuando tú me alimentabas, y tu mirada, mi espejo, y tu sonrisa mi calma.
Me diste todo tu amor mientras crecia y jugaba, me enseñaste que la vida es camino de esperanzas.
Y va tejiendo entre nieblas retazos de sol y plata, y me contaste mil cosas, de la noche oscura y clara.
Y me enseñaste a mirar las estrellas que brillaban, y me mojaste en los mares de tempestades y calmas.
Y me hiciste ver el cielo de color púrpura y grana, y me dijiste al oido ¡no tengas miedo de nada!.
Me diste con tu cariño, con tu fuerza y con tus ansias, el mejor ejemplo vivo de ternura y constancia.
Estuviste a mi lado cuando te necesitaba, sin quejarte, sin reproches, viendo con ojos cerrados lo que sentía mi alma.
Gracias madre por ser tú la brújula de mi barca, gracias por estar conmigo, sintiéndome amparada.
Y gracias por darme a Dios para escuchar mi plegaria, el dia que tú te vayas...  ¡en busca de un mar en calma!.

GRACIAS........

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